Reconstrucción de las vidrieras barrocas en la Catedral de Berlín:
Las vidrieras originales se pintaron basándose en bocetos de Anton von Werner
y fueron destruidas por completo durante la Segunda Guerra Mundial. Fueron
creadas alrededor del cambio de siglo, con una técnica de acidado que ya nadie
domina en tanta profundidad en la actualidad, y que además generaría enormes
problemas medioambientales.
En 1987 el taller de arquitectura catedralicia de Berlín sacó a concurso la reconstrucción
de las seis vidrieras del altar. Se presentaron las empresas más destacadas en el rubro.
Al cabo de intensas deliberaciones la decisión final fue a favor de nuestro taller.
Nuestra propuesta para el procedimiento a seguir fue en base al principio de la
fotografía a color. A ese efecto, hicimos diapositivas de las pinturas de Anton von
Werner que sobrevivieron la guerra. A partir de estas diapositivas generamos
celuloide en los tres colores primarios llevando todo al tamaño original. A continuación,
con las películas se produjeron mallas con las que imprimimos vidrios de dos milímetros
de espesor. Para cada vidriera, tres vidrios impresos en los colores primarios azul, rojo
y amarillo se encuentran montados superpuestos en la Catedral de Berlín. El efecto es
similar al de la fotografía a color, las tres hojas juntas dan como resultado la imagen final.
Para visitantes de la catedral, el trabajo realizado en las vidrieras suspendidas
en lo alto del coro, no es evidente. Si fuera posible aproximarse a unos pocos
centímetros se verían los pixeles que forman la imagen de la vidriera como si
fuese una gigantografía. Este proceso no le quita luminosidad ni imponencia a
las imágenes que han vuelto a su lugar en la catedral a 56 años de haber sido
destruidas.
Izquierda: panel en técnica clásica, pintado con grisalla y colores vitrificables.
Comparándolo con el panel definitivo de tres hojas (derecha), se ve claramente
disminuida la luminosidad.
Luego de haber establecido el procedimiento para la fabricación, fueron pocos
los inconvenientes que hubo que soslayar para construir cada una de las vidrieras.
Aunque los cinco años de trabajos preparatorios resultaron sin duda difíciles. Desde
la desición del tamaño ideal de los pixeles, hasta la selección de la combinación de
los colores (colores vitrificables cerámicos mezclados con aceites para serigrafía),
cada paso dentro del proceso de producción significó abrir nuevos horizontes tecno
lógicos.
